En Sueño Profético decían:
Debería el hombre montarle guardia y ofrecerle cada uno lo que pudiera al que Dios trae a su Gloria, para que el hombre la Gloria no perdiera.
Debería no dormir tranquilo y que por la calle lo vieran con una señal bien grande de los pies a la cabeza, el que no quitara sufrir al sufrimiento que sabe, que hay sufrir porque el sufrir lo alimentan.
Dijo uno:
Ya está llegando el final,
para que entreguen las cuentas,
de cómo Dios le habla al hombre
y el hombre cómo contesta.
Ya está llegando el final,
igual que cuando vivió
de Hombre en la Tierra,
que luego iban a buscarlo
y ésta era su repuesta:
“Yo no te conozco,
y tú no puedes sentarte
con mis Discípulos a la mesa,
porque mis Palabras son
Palabras de Vida Eterna”.
Desperté, oí:
Va el Mensaje, a que si pudiste quitar sufrir y no lo quitaste, ya te unes al que está dando el sufrimiento.
Dios Hombre se hace Hombre por el hombre. Y el hombre Lo desprecia, Le da martirio y Lo mata.
Dios sabe esto, y no puede sentarlo a su mesa.
Una vez que Lo busca y el pecado deja, ya no le habla del pasado. Lo perdona y lo enseña para que traiga más a su mesa.
Pero al que Lo persigue, lo aparta, y apartado queda.
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Libro 24 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IV - C5
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