En Sueño Profético hablaban del espíritu y el cuerpo, como dos personajes que comparan uno con otro. Decían:
El espíritu que tiene contacto de Dios, detesta lo que no viene de Dios, por buenas palabras que oiga, pero sabe que aquel espíritu no está con Dios.
El espíritu que vive para Dios, le pone al cuerpo la Ley de Dios, conoce lo que baja del Cielo, y no puede pasar cerca del caído, dejándolo en el suelo.
El espíritu que vive para Dios, lleva Prójimo dentro de su cuerpo, que esto tiene que practicarlo el cuerpo. Si el cuerpo no lo practica, ni en palabras ni en acción, algo siente el espíritu que está al servicio de Dios.
Desperté, oí:
Si de verdad a Dios quieres,
conoce tu espíritu
al espíritu que dice que Lo quiere
y que miente.
El espíritu no habla,
pero salen de él,
para la lengua, las palabras.
Unas veces las conoces,
si vienen de Dios;
y otras veces te engañan.
Pero algo mueven en ti,
que te roban la calma
y tienes que huir.
El espíritu de Dios
oye palabras en silencio,
que es el malestar
que tú sientes por dentro.
Pídele a Dios que tu espíritu
Lo quiera a Él primero
y después a tu cuerpo.
Y así le sirve a Dios
para acarrear al Cielo.
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Libro 31 - Te Habla El Profeta - Tomo IV - C5
Ya se pueden vestir de ángeles de luz que si no llevan a Dios por dentro, no pueden dar Paz ni tampoco dar consuelo.
ResponderEliminarEl que ama de verdad a todo lo que va de Dios no discrimina Palabras que haya Dictado Dios.