viernes, 22 de marzo de 2019

Quiere primero a Dios

En Sueño Profético hablaban del Amor a Dios. Decían:

Si no quieres a Dios antes que a todo, piensa que te falta querer en aquello que tu crees que quieres. Si no quieres a Dios antes que a todo, cómo buscarlo para pedirle por aquello que tu crees que quieres tanto.

A Dios tienes que quererlo –tengas o no un querer grande ahí en la Tierra–, para cuando vengas al Cielo. Y si tienes algo tuyo, que Dios te lo dio en el Cielo, era de Dios antes que tuyo.

Dijo Mónica de Agustín:

Yo, cuando vivía con cuerpo, no me podía callar cuando oía a las madres estas palabras: “Yo quiero a mi hijo más que a nadie”.

Mi contestar, pronto oían: “Has dejado en olvido al que deja que lo tengas, teniendo Él ya su sitio, que su nombre es sencillo, y a la vez que tu lo nombras, lo puede aprender el niño, siempre que te oiga el niño decirle: ¡cuánto te quiero!”.

En silencio o en palabras, nombra a Dios que está en el Cielo, y puede que esté también en medio de tu hijo y tú, y tú no lo estés viendo.

Esto, viviendo de ángel. Ahora piensa cuando no necesite brazos y le haya crecido el cuerpo: si se conserva de niño, no te llega sufrimiento.

Pero la Tierra es sucia y el hombre la va abonando con el desprecio al Cielo, y entonces te llega llanto.

Desperté, oí:

Eran palabras de Mónica estas que Aquí vuelve el Cielo a dictar:

Si a Dios no quieres primero,
cuando tu hijo se enferme,
quién te lo puede curar
mejor que Él, que más lo quiere.

Cuando el pecado lo siga
y quisiera aborrecerlo,
si Dios no quisiera más que el hombre,
cómo quitarle ese peso.

Peso que el pecado te dejó,
y el perdón te quitó el peso.

Tienes que querer a Dios
antes que a tu propia carne.

Carne no de tu cuerpo.
Carne que del cuerpo sale.

Si la madre pone al hijo
sin poner a Dios delante,
quítale el nombre de madre.

La Virgen, siendo la Virgen,
ama primero a Dios Padre.

Estas palabras ponían
silencio a muchas madres.

MÓNICA DE AGUSTÍN

***

Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C3

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