En Sueño Profético hablaban del desprecio tan grande que el hombre le tenía a la Palabra de Dios. Decían:
El silencio, que no le pueda al escándalo. Y la Verdad, que avergüence a la mentira. A este Camino mandado por Dios, que su silencio no llegue. Puede que dé alegrías y, a muchos, miedo les llegue.
Dijo uno:
¿Cómo puede pensar el hombre, que Dios hable en un Lugar y el hombre quiera que sus Palabras en secreto queden, si sus Palabras son la Vida, que es la Vida que todo tiene?
Piensa, que su Palabra hizo el mundo, del que el hombre dueño se cree.
¿Cómo puede pensar el hombre, que Dios esté para lo que diga el hombre?
Tú no dejes de mandar lo que te manda el Cielo, que Aquí dictan y lo puedes presentar:
Buscar donde puedan sentirse responsables de que estos “Dictados en Gloria” no estén en los Ministros de la Iglesia, para que piensen, que al que representan está Vivo, y si habla para el seglar, ¿cómo no va a hablar para sus Ministros?
Desperté, oí:
¡Cuántos de los primeros se van a quedar los últimos!
Que algunos de los últimos no habían nacido cuando los primeros tenían en sus manos estos Escritos.
Ya, Ministros de Dios, han tenido miedo a amar a Dios.
Cuando el Amor se hace roca, ya la montaña no importa.
La Palabra de Dios baja, y el Amor la escandaliza y no la para.
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Libro 32 - La Palabra del Creador - Tomo III - C1
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