lunes, 11 de noviembre de 2019

Conciencia, ¿qué quieres que haga?

En Sueño Profético decían:
Si el hombre pusiera su dinero y su cargo al servicio de Dios, no habría mejor apostolado, y muy pocos perderían el Reino de Dios.

Si el hombre se ofreciera a Dios con lo que le había dado o permitido, constantemente oiría alabanzas a Dios.

Si el hombre pensara en su dinero o en su cargo, que era por un tiempo, como sus pies y sus manos, no podría alejarse del sitio que le dijeran: “Allí Dios da el ciento por uno”.

Si el hombre pensara en su dinero o en su cargo, ¡cuántos hombres dejarían de ser un poco más malos! Y se irían curando de esta enfermedad que abunda y crece a pasos agigantados.

El dinero y los cargos son los que tienen poder para acabar con lo malo. Enseñando que hombre sin Dios, es traje colgado, que por bueno que sea, no va a ningún lado; corbata sin cuello, sortija sin dedos.

Desperté, oí:

Todo es falta de Enseñanza
y no consultarle a la conciencia:
“Conciencia,
¿qué quieres que haga?

Si de esto es dueño Dios,
llévame por el camino
que mi cargo y mi dinero
sean para el servicio de Dios”.

Ya te dirá la conciencia
cómo tienes que sembrar
para que tengas mejor cosecha.

Si esta Enseñanza,
el dinero y el cargo
dijeran de enseñarla,
nadie se ofendería,
porque a todos
ganancias les llegarían.

Si el hombre practicara la conciencia,
como el cojo las muletas,
no podría moverse sin decir:
“¿Qué hago, conciencia?”


***

Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C3

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