En Sueño Profético hablaban de los Elegidos por Dios para enseñar. Decían:
Estos Elegidos, antes de ser Elegidos, ya daban Enseñanza, porque su actuación era buscar el camino para encontrarse con Dios y ya ofrecerse a Él para recibir Mando. Que este ofrecerse es no retirarse nunca de Él ni pedirle cuentas. Porque un sufrir grande puede traer una gran renta, que vaya aumentando y quede de herencia.
Dios no elige al bueno que es bueno para lo bueno que no pasa de la Tierra. Estos buenos, ellos se trazan caminos sin ocuparse del Cielo y reformando lo que, si otra vez Dios bajara a la Tierra, no le pondría reforma.
Desperté, oí:
¡Es tan distinto el pensar –el pensar del Elegido–, cuando aún no sabía que podía ser Elegido, del pensar de los demás…!
El hombre ve normal el decir estas palabras:
“Señor, si Tú me concedes, yo hago el sacrificio de hacer lo que no me gusta a cambio de lo que me des.
Te enciendo luz o te pongo flores.
Y este dolor que tengo, Te lo ofrezco.
Doy donativo para necesitados cuando me concedas lo que Te pido”.
Luego, está el pedirle cuentas, nombrándole a Dios el que vive haciendo mal, y diciéndole: “Yo, que no hago nada malo, vivo sufriendo”.
Estos pensamientos no han podido pasar por el que Dios ha elegido.
Él, lo que siempre ha pedido es tener siempre consuelo: “yo sé que Dios está conmigo”.
Y si yo siento esto, lo doy todo por concedido, y no ofrezco, que Le doy antes de que yo vea, lo que Le pido, concedido.
Si piensas lo que es Dios, pides y dar sin exigir, “concédemelo”
Porque Dios siempre sabe aquello que es mejor para que más Lo amen.
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Libro 30 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IV - C6
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