En Sueño Profético decían:
Si amas a Dios, no te falta la alegría. Si amas a Dios, ya te sientes protegida y ves en muchos momentos que Dios es el que te ilumina en algo que vas a hacer, que hacer tú le temías porque no saliera bien.
Dijo uno:
El Amor a Dios te exige y esta exigencia te da la Paz, te da las fuerzas. Es algo interior, que no eres feliz como no estés hablando de Dios.
Yo no podía comprender al que no amaba a Dios y decía que vivía bien. Esto que digo era cuando vivía con cuerpo. Y hoy que vivo en espíritu, mandan que dicte que cómo pueden vivir los Ministros de Dios apartados de estas Comunicaciones, que con alegría y sufrimiento va el Instrumento presentando escrito lo que le dicen en el Cielo. Esto, a más lo pienses, no tiene disculpa, tanto en el bueno como en el menos bueno. Esto es para que estuviera en manos de todos sus Ministros y fuera leído como Evangelio, por ser Palabra de Dios. Unas las dijo cuando Lo vieron con Cuerpo, y hoy sigue hablando en su Reino con el mismo Cuerpo que se llevó al Cielo. Si crees y amas, no puedes vivir con este desprecio. Que no está oculto, que todos lo saben y los están viendo.
Desperté, oí:
Si hubieran sido unos meses o un año sabiendo estos Mensajes y no acudiendo, podrían poner palabras y algo los defendería.
Pero que piensen Representantes y seglares, ya acercándose a los 31 años, qué disculpa pueden dar.
Unas, sí tienen: que a Dios no Lo quieren Vivo y hablando.
Que esto, si no lo creen, ¿por qué nombran a profetas y santos?
Que los Profetas anunciaron su Venida y antes que Él pisaron la Tierra.
Que entonces no tuvieron disculpa ni la siguen teniendo.
El que dice que no ama a Dios ni sus Palabras las busca, hace menos daño a Dios que el que administra sus Poderes y vive de estos Mensajes retirado.
Nombraban en la Gloria a sus Ministros, con pena más que con enfado.
Decían:
Coge papel y pluma en tus manos y ajusta los Mensajes que, en más de 30 años, de la Gloria te han dictado.
Y en distintas formas de publicación. Y se sigue publicando.
Este desprecio contenta a los espíritus malos.
Pero el Poder de Dios, cada día, más escándalo está formando.
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Libro 32 - La Palabra del Creador - Tomo III - C5
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