En Sueño Profético decían:
Si no falta Amor de Dios, ya
sobra todo lo de la Tierra. A lo de la Tierra le da más valor el que menos
quiere a Dios.
Dijo un espíritu de la Gloria:
El Amor de Dios, como empieces a
vivirlo, poniéndolo delante de todo, tu responder no puede tenerlo oculto.
Cuando sientes este Amor, ya desprecias el sufrir que otros abrazan regando con
lágrimas la Tierra. El abrazar el sufrir es premiar a los espíritus que no son
de Dios. Los espíritus que son de Dios te dan fuerzas y te hacen pensar: “Yo sé
que el Amor de Dios no me faltará, para que el sufrir quede como tormenta
pasada”.
El que Dios elige hace que a
veces hagas parada de pensamiento, cuando lo ves con alegría en todo y sabes
que su sufrir guarda. En este guardar esta la Fuerza que Dios le da. Esta
Fuerza la tiene todo el que siente el gran Amor de Dios. Este sentir va
enseñando y achicando sufrimientos. Sin este Amor no puedes enseñar las
Palabras de Dios. Por falta de esta Enseñanza están rompiendo sus Mandamientos.
Estos Mandamientos, si los cumples, tu espíritu ya tiene sitio en el Reino de
Dios. ¡Es pena que por no cumplir estos Mandamientos pierdan la Gloria!
Cuando quedaron callados los que
estaban hablando, se oyeron estas palabras:
Si el hombre pusiera como ley el
vivir los Mandamientos de Dios, las guerras y el morir de hambre no se
conocerían. Lo mismo que tampoco se conocería el romper la “carne unida por
Dios”. En la iglesia, Casa de Dios, sus Ministros, cuando va a unir una “carne
rota”, a otra carne, dicen las mismas palabras que le dijeron a esta carne en
su primera unión. Pero esto es carne con el nombre de prostitución.
Desperté, oí:
El romper la “carne unida por
Dios” y unirla a otra carne, en la Gloria tiene su nombre.
Que este nombre es
“prostitución”. Esto lo ha hecho el adelanto.
Que pronto se publiquen más
Libros, porque esto es lo que da silencio a Iglesia y a teólogos, y a
directores con grandes carreras.
Decían que esta Sabiduría se ve
como cuando sale el sol en la lluvia: de momento cesa la lluvia y al sol tienen
que nombrarlo.
Estando escribiendo el Mensaje
con el Mando de Dios, los “Humos Divinos” formaron como una túnica, y una voz
se oía. Era una voz que oías en tu pensar, y tenías que dejar, al escribir, de
mover la mano.
Ya dijo esta voz: “El Maestro me
ha mandado que diga que estos Libros son los que más hablan de su Existencia y
su Mando. Que aprisa sean todos presentados”.
“Yo soy un Discípulo de Dios
Hombre, Maestro, como Él quería que Lo llamáramos”.
***
Libro 60 - Dios no Quiere, Permite - Tomo VII - C5
Más claro no puede estar, y aún sabiéndolo siguen haciendo lo contrario. Y a más pasa el tiempo más escaleras van bajando, creen que por intentar unirlos bajo techo sagrado, quedan unidos y así tantas veces como quieras vuelven a hacer la función..
ResponderEliminarTodas estas cosas son las que han abierto aquellos sellos que estaban cerrados en el infierno. Y a más sacrilegio, más demonios serán soltados.