viernes, 24 de diciembre de 2021

Nacimiento del Ni­ño de Dios

En Sueño Profético se veía el campo y se oía el balar de las corderas. De pronto se vio un mesón y varios con vaso bebiendo de lo que llevaba el vaso. Tenían caras contentas, pero no podían hacer lo que les decía su conciencia. Ya se juntaron dos que venían más despacio y en el mesón, que hablaban fuerte, se juntó mucha gente. Estas palabras dijeron:

Mañana no sé si nos veremos. Yo estoy pidien­do a José y María, la Madre de Dios, que si no tienen vivienda y están como yo los he visto, que empiecen por mí quitándome la vida, y que queden las casas de valor vacías. Éstos, tanto como ha sido anunciado por los Profetas, demuestran ser asesinos al no darles cobijo.

Yo me incliné de rodillas, junto a la mula y el buey, y vi que José el Patriarca recibía canti­dad de cestos con corderillos y alimentos, que muchos fueron repartidos. Antes de dejar lo que llevaban, se presentaron unos pastores cantando con alegría y llanto. Esto mucho re­petían:

“Niño Jesús no te enfades. Porque nosotros no podemos callarnos. ¡Siendo Tú el Dueño del Mundo y que casa no tengas! ¡Y que vengan ri­cos a Adorarte! Nosotros Te pedimos la muerte y que Belén sea lumbre de cuerpos sanos, por permitir que en Belén no haya casa para el Hijo de Dios nacer”.

Desperté, oí:

En este Mensaje tendrían que ver el sitio y oír las palabras de los pastores.

El mesón se llenó de gente haciendo pregun­tas, que si no hay Amor, no lo comprenden.

Esto ha sido hablar del Nacimiento del Ni­ño de Dios, que siendo Dios, no tenía vivienda y era un pesebre su casa.

Aquí los pastores más acudieron y más cami­nos abrieron.

Decían en la Gloria, que el hombre seguía ha­blando de Dios, pero sin pensar en la muerte.

También decían, que hoy tiene menos Perdón el que conozca este Caso y no acuda, sabiendo que Esto es pura Teología.

***

Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C8

1 comentario:

  1. Maadreee miaa!,que Mensaje! El sentir de los que adoran en Espíritu y Verdad deja en ridículo al mundo que no cree en la Eternidad.

    ResponderEliminar