En Sueño Profético decían:
Si miras al Cielo
y en él piensas,
verás poco
todo lo que por él
hicieras.
Si miras al Cielo
y en él piensas,
verás cuantos hay allí
que, estando en la Tierra,
vivieron al Mando
que este Dios les diera,
y nunca era dura,
por Dios su faena.
Si miras al Cielo
y luego a la Tierra,
verás lo que eres,
y lo que serías
si Dios lo
quisiera.
Si miras al Cielo
y dices: “¡Dios mío!,
gracias porque sirvo
a lo que Ahí llega”,
notarás descanso
de un deber que olvida
aquel que es
cristiano.
Si miras al Cielo
y luego a la Tierra,
verás cuantos hay
que a Dios le sirvieran,
pero no le sirven
porque no se entregan,
y Dios no les
manda.
Dijo uno:
Dios manda muchas veces,
y el servicio es a la fuerza,
pero tienen que servirle
mientras vivan con
materia.
Al hombre le extraña siempre,
sea la época que sea,
que Dios tenga Elegidos
para que hablen de su Gloria,
pero no miran su ficha
de antes que Dios
dijera:
“Tú Me sirves,
aunque los hombres
no quieran”.
Desperté, oí:
Mira el servicio que hizo,
el que Dios eligió,
antes de ser
Elegido.
¡Y no sabía por nadie
que Dios lo estaba
siguiendo!
El que sirve al Elegido,
ya tiene el camino
hecho.
Porque el servicio que hace
recibe el Mando del
Cielo.
Y no puede ver engaño,
porque acción
en el Elegido va
primero.
No pienses en qué le sirves
al que ahí vas
siguiendo.
Que el servicio es a Dios
como es el del
Instrumento.
Si el hombre viera la ficha
del que Dios trae a su Cielo,
diría: “Perdón, Dios mío,
él no vio lo que yo
veo”.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C1
No hay comentarios:
Publicar un comentario