miércoles, 19 de enero de 2022

Hay quien se condena por juzgar

En Sueño Profético decían:

Todo en la vida, para enseñar, tienes tú que saber de lo que enseñas. Pongamos el tasador: ¿cómo tasaría sin saber el valor de la prenda? O el profesor, que sólo fuera de nombre, sin haber practicado lo que enseña. Y ya, madre que quiere ser madre sin tener hijos y quiera enseñar a la que los tiene cómo acercarlos al pecho para que el niño más quiera a la madre. Pues el sufrimiento tienes que haberlo pasado, sea el sufrir que sea, para tasarlo.

Dijo uno:

Hay quien se condena por juzgar, según el sufrimiento que sea. Y hay quien busca donde el sufrir está para ayudar, porque él se pone en aquel lugar. Pero para esto hacer, a Dios tienes que amar con alegría y pidiéndole mandar. Si te hablan de una herida y tú ya la tienes curada, puedes hablar de la herida y puedes aconsejar cómo se calma el dolor para lágrimas cortar.

Desperté, oí:

Todas las comparaciones

que ponían en la Gloria

eran para que tú te pusieras

en la altura o en la bajada.

En la altura,

cuando el sufrir se agranda

y no tienes quien te ayude

porque pocos a Dios aman.

Y en la bajada,

cuando se acabó el sufrir

porque tú a Dios buscabas.

El que Dios trae a su Reino

cuando tiene cuerpo y habla,

ha terminado carrera

y el título es la Enseñanza.

Que esta Enseñanza,

primero fue con Amor practicada

y despreciando consejo que daba

el que a Dios no amaba.

***

Libro 31 - Te Habla El Profeta - Tomo IV - C6

1 comentario:

  1. Que delicado es todo lo espiritual. Un paso mal dado y te puedes condenar. Es siempre la falta de amor la que nos lleva a pecar.

    ResponderEliminar