En Sueño Profético hablaban del sufrimiento.
Decían:
Si
tienes un sufrimiento, por grande que sea, no te retires de Dios. Porque si estás
retirado, tu sufrimiento será mayor. Y ya nadie te lo quitará. Entonces es
cuando es sufrir, porque acampa en ti la desesperación, y el consejo que ésta
te da es que culpes a Dios y que cojas los caminos del pecado. Éstos son los
sufrimientos en los que no puedes ayudar, porque no admiten el consejo del que
a Dios ama.
Por
eso, el que Dios trae a su Gloria y le da esta Enseñanza, tiene poder para
hacer que en el sufrimiento, al que le llegue, más se acerque a Dios y más Lo
adore. Y entonces ve que Dios no quiere el sufrimiento para los que a Él
quieren. Y les busca sitios donde les den Paz y los retiren del mal pensar.
Dijo
uno:
El sufrimiento sin Dios es vivir en barranco, en medio de la montaña, con las piernas rotas y sin poder gritar. Esto lo decía mi madre cuando veía que en el sufrimiento, de Dios se retiraban. Ella sufrió mucho, y sus palabras consolaban. En todo lo que iba a hacer, con Dios contaba. Si le salía bien, daba las gracias; y si le salía mal, decía: “Señor, si este sufrir iba a llegarle a uno que Te ofendiera, déjamelo a mí, que yo sé que contigo no llega el sufrir”.
Desperté, oí:
Esta
mujer, su espíritu, tenía contacto con Dios, porque el sufrimiento la acercó.
El
marido murió ciego, y tres hijos chicos le quedaron.
La familia
no creía en Dios, y le empujaban al pecado.
Cuando
más sufría era cuando le decían: “Si Dios te quisiera, no te haría sufrir”.
Pero
con fuerza le salían las palabras:
“Yo sé
que Dios no me deja. De mi sufrir él se encarga.
¡Si
esta vida es un viaje corto!
Mis
hijos han cogido mis costumbres, y por la noche y la mañana a Dios Lo llaman”.
Por la
noche eran estás sus palabras: “Señor, mañana quiero tu Compaña”.
Y por
la mañana, al levantarse, era parecido, pero con otras palabras:
“Señor,
quiero quererte más que a mi familia, que los oigo cuando Te ofenden”.
Esta
mujer amaba tanto en el sufrimiento, que Dios la premia criándole a los hijos
sanos.
Y
luego, de mayores, los llaman en grandes sitios para darles cargos, que les
sobraba el jornal y al pueblo escandalizaban.
***
Libro 40 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C6
Así paga Dios al amor sentido y practicado.
ResponderEliminarNunca deja Dios a nadie que con amor lo llame. Dios y Padre. ¿Que mejor Padre se puede pedir?