lunes, 25 de noviembre de 2024

¡Dios mío, gracias por este Enseñar!

En Sueño Profético comparaban lo que va de Dios con lo que va del hombre; lo que Dios quiere para el hombre y lo que el hombre quiere para Dios. Ponían Poder de Dios y poder del hombre. Cómo Dios daba su Poder y cómo lo daba el hombre.

Decían:

Lo que va de Dios es para todos los hombres. Lo que va del hombre, ya lleva sitio y medida, y en todos los sitios no lo manda el hombre, y hasta le molesta que tengan otros aquello que tú tengas. El inventor se reserva tanto que lo vean con el invento, que hay veces que si muere el inventor hay que tirar el invento. Porque tanto se escondió, que nadie sabía el manejo.

Dijo uno:

Comparar lo que va de Dios, ¡qué inmensa comparación tiene!

Se acarrea gran sufrir aquel que el Mando de Dios lleve, queriendo que todos tengan aquello que él tiene, aquello que da a la vida seguridad que no mueres, que sigas queriendo a la vida como la vida te quiere. Que la vida no es la mala, que lo malo es de los hombres.

Desperté, oí:

Si quieres ver

lo que va de Dios

o lo que va del hombre,

haz esta comparación:

El inventor, que no inventa,

se esconde del hombre

para que el bien no le roben.

El que lleva lo de Dios,

quiere dárselo a todos

sin reserva y sin cobro.

Y el mejor pago que das

es que cundas

todo lo que de Dios va.

A más haya que imiten

su manera de actuar,

más veces dirá:

“¡Dios mío,

gracias por este Enseñar!

Que todo el mundo viva

el Mando que tú me das.

Yo, aquí no quiero secretos,

quiero cundir esta Verdad.

Que es un seguro de vida

en la Gloria Celestial”.

***

Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C5 

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