En Sueño Profético decían:
Por muchos
obstáculos que pongan para dejar esta Sabiduría guardada, más grande será el
escándalo.
Dijo uno:
Las cosas de Dios
sólo el Cielo puede saberlas.
De Aquí, con el Mando de Dios,
bajan a la
Tierra.
Las cosas de Dios
tienen varias formas
y distintas
respuestas.
Las cosas de Dios, pierde
el que en su
contra se ponga.
Las cosas de Dios,
si no son verdad,
no firman
actuación.
Todo el que este Caso
sabe y no se acerca,
no puede ir
por el Camino
de Dios.
Y el que estaba cerca y se retiró,
ya tiene la
renta de estar lejos de Dios.
Aunque mire al cielo y vea estrellas,
cuando mire al
suelo cambia lo que vea.
Lo de Dios es Amor de gran dureza,
fuerte como
nada que comprar quisieras.
No importa la muerte
que a tu cuerpo llega.
No importa el sufrimiento
que el hombre
te ponga.
Este sufrimiento
es luego condena,
cuando las Palabras
quedan en ti presas,
siempre
repitiendo:
“¿Por qué me aparté
estando tan cerca
de este Manantial
que da Vida Eterna?”.
Desperté, oí:
¡Qué sufrimiento
tiene que tener después
el que se retiró
de este
“Evangelio Diciendo”.
Unos, fueron retirados.
Otros, ellos
lo quisieron.
El que Dios Aquí le da Mando
hace lo que
manda el Cielo.
Nadie puede darle Mando
al espíritu
sin cuerpo.
Por eso el cuerpo
obedece al Mando
que ya va
dentro.
Ante esto,
los obstáculos quedan
como ceniza en
el suelo.
No le grites a la Luna
cuando a ti te interese
que la noche
sea oscura.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C7
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