En Sueño Profético decían:
El que no valore lo de Dios,
¡qué fría será esa vida!
El que no valore lo de Dios,
estará siempre buscando
algo que tenga valor.
Y le llegará vejez,
y aún no lo habrá encontrado.
El que no valore lo de Dios,
él mismo se está engañando.
Porque todo lo demás
tiene un valor de paso.
Las cosas de Dios
son valor que crece
y nunca se queda antiguo
o se pierde.
Dijo uno:
Tan sólo el decir ya
de dónde vienen,
tienen un valor
que no hay quien lo supere.
Las cosas de Dios
ya bajan del Cielo,
e igual que la lluvia
no llevan letrero.
Todo el que las quiera,
allí ya se quedan.
Te llevan la Paz,
te quitan ideas
que puedas pecar.
Te allanan caminos
difíciles de pasar.
Y ya esa vida
es sin frialdad.
Desperté, oí:
Si valoras lo de Dios,
¡qué pobre ves ya
todo lo de la Tierra!
Si valoras lo de Dios,
ya piensas en la Vida Eterna.
Porque este valor no acaba,
al revés, que más aumenta.
Y ya puedes repartir
este valor al que quiera.
Que siendo un valor tan grande,
sufres cuando lo desprecian.
***
Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pág. 105-106-107
Las cosas de Dios son tan sencillas, que no las valoramos. Aseguran Paz en la vida terrena y Gloria en la Eterna.
ResponderEliminar