En Sueño Profético decían:
Buscaron a Jesús más pecadores, que hombres que no habían pecado.
Dijo uno:
Un día llegaron unas mujeres cuando Jesús iba a hablar a sus Discípulos en un camino, que luego fue conocido por “el camino que nunca falta la hierba”, para recordar a Dios de Hombre. Llegaron estas mujeres, y una no quitaba su mirada del suelo hasta que el Maestro no la juzgara, por no creerse digna de que sus oídos oyeran su Voz, que estas Palabras oyeron y lágrimas sus ojos derramaron:
“Mujer, antes de llegar a Mí, ya estabas perdonada, por querer que se quite de pecar el que está pecando, y por querer que más Me quiera el que no haya pecado”.
Y señalando a las otras dos mujeres, dijo:
“Éstas han venido por tus grandes pecados y por tu gran arrepentimiento. Y muchos me llamarán cuando vaya el Padre, por tu forma de arrepentimiento. El día y la noche no los quieres para ti, los quieres para que te sirvan para que Me busquen. Oye mujer mis Palabras, que estás perdonada por querer que muchos me quieran como Dios del Cielo, y por sufrir por el que está pecando”.
Desperté, oí:
Esta mujer,
antes de ir al Maestro,
había mandado a muchos
que había quitado de pecar.
Cuando dejó su pecar,
se iba todos los días
por el camino que alguien le decía:
¡Por allí creo que va!
Y a todo el que se encontraba
le hace que vaya detrás.
A las mujeres suplica
que fueran en su lugar,
ya que pecado no hacían.
Pero quedaron paradas,
y obediencia no veía.
De pronto dijo: ¡Yo voy!
Y ya contentas caminan.
Pero cuando ve al Maestro,
su mirada queda fija,
por no creer merecerlo.
“El camino que nunca falta la hierba”
era vivienda sin techo.
Y allí quitó pecadores,
cuando el Padre fue el Maestro.
Hablaba de sus pecados
y del milagro del suelo.
***
Libro 15 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en la Gloria - Tomo III - Pág. 11-12-13
Antes de ir a buscar a Dios, Él ya ha salido a nuestro encuentro.
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