En Sueño Profético decían:
Todo cuanto publiquen, tiene que ser antes visto por ella, con su aprobación, cambiando el sí por el no, o el no por el sí. Esto necesita la censura de ella.
Habrá –y ya hay– miles de espíritus adornando el mal para que vean bien. Esto, el Profeta lo descubre haciéndole Dios comprender lo que son ideas de Dios o ideas de estos espíritus contrarios, espíritus sin Dios.
Aquí, la publicación, es el Mensaje y conocer a ella. Publicar, lo imposible que lo ve el hombre, y lo fácil que es para Dios.
Dios quiere que se hable de Dios en público, y este público, reverencie.
El que va oyendo el Mensaje y no lo publica, éste no está con el que Dios elige.
Dios se comunica, no para el comunicante, Dios se comunica para enseñar. Y si esta Enseñanza se calla, ¿cómo aprenden? Y si no aprenden, ¿cómo enseñan?
Desperté, oí:
El agua está hervida, pero si tú la ves cuando está hirviendo, tú no dices “hirvió”, tú dices, “está hirviendo”.
Tú puedes hablar de lo que pasó, pero si este mismo “pasó”, está pasando, tú no dices “pasó, tú dices, “pasando”.
¿Por qué el hombre se mete a corregir a Dios la plana?
Dios es sólo Uno, tres Imágenes, tres Representaciones y una sola Voluntad.
Este Dios te ama, no te obliga, pero sí te espera.
Tus Mensajes sean escritos cuando tengas tu momento.
Esto no puede ser petición del hombre.
NOSOTROS, LOS ONCE
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Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I
A veces el mal nos engaña y se disfraza de bien. La Oración es nuestro escudo y guía.
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