En Sueño Profético hablaban dos hombres del Amor a Dios. Se daban razones humanas, no mal dadas para el que no hubiera amado mucho. Esto era refiriendo un caso que en su vida con materia presenciaron estos dos hombres a otros que discutían cómo había que vivir para decir “yo amo a Dios”. Éstos querían que el Amor a Dios fuera pesado, que si tú tenías unos gramos de Amor a Dios, ya podías decir: “yo amo a Dios”.
Dicen éstos, que fue llegar Teresa, y quedar silencio a las palabras que se oían con la firmeza de esta Teresa. De esta Teresa, que era ansiedad lo que tenía para que todos amaran.
Ya es esto de Teresa:
Estáis discutiendo el Amor a Dios, y para acabar la discusión, tenéis que amar. Donde dos aman, no hay contra. Donde dos aman, hay más Amor porque el grande Amor se junta y ve la misma visión. Si el Amor fuera pesado, ¿dónde encontraría yo un peso que me pesara el Amor que tengo yo? Si este peso que yo tengo es el que me da la fuerza para enfrentarme yo al hombre mientras viva con materia, que luego amará mi espíritu sin oír tantas ofensas. Sin oír, porque si oyes, ya te encuentras libre y suelta, tan sólo al Mando de Dios, sin vivir nada de Tierra, porque en la Gloria de Dios, el discutir no se encuentra.
Desperté, oí:
Yo discutía con el hombre
que ya discusión tenía.
Éstos hablaban de Dios,
diciendo que Lo querían,
sin obediencia a su Voz.
Si hubieran puesto en un peso
el Amor que a Dios tenían,
queda el peso como estaba,
porque Amor aquí no había.
El Amor no tiene peso
cuando más quieres amar.
El Amor no se discute
cuando Amor te oyen ya.
Yo discutía el Amor
para que el que tuviera Amor,
enseñara más a amar.
El Amor que yo sentía,
yo tenía que publicar
para que todos amaran
y no callaran el amar.
Si tú sientes este Amor,
das palabras al sentir,
pero palabras de Amor.
¡Ay Amor que en el sufrir,
va la alegría de Dios!
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pág. 150-151
El Amor no tiene peso ni medida, pero siempre aspira a crecer más.
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