En Sueño Profético hablaban de los muertos que tienen por muertos; y de los muertos que aunque ahí los ven vivos, nunca serán Vivos para Dios.
Los muertos que eran Vivos para Dios antes del hombre enterrar su cuerpo, éstos continúan Vivos; éstos no les dicen en Gloria muertos. Éstos dejaron la carne, que es el traje del espíritu. Que este traje es el que el hombre entierra, pero el espíritu no llega al cementerio.
El espíritu tiene su sitio: si a Dios quiso, vuelve de donde fue mandado este espíritu. Si a Dios no quiso y vivió la Libertad que Dios deja, su sitio es el Abismo: profundidad sin Dios, infinita distancia que hace separación de pureza.
Sitio que Dios Creador crea espíritus puros que nunca tuvieron cuerpo, este sitio es la Gloria, donde entran espíritus que cuando tuvieron cuerpo estaban viviendo la Palabra de Dios, o quisieron vivirla y Dios les dio el Perdón.
Desperté, oí:
Habla el hombre de los muertos
sin saber que hay vivos
que ya están muertos para Dios,
aunque los veas vivos.
Y los muertos que enterraron su cuerpo,
puede que estén contigo.
El cuerpo es un traje más,
que sirve para el espíritu.
Con la grande diferencia,
que el traje del cuerpo
puede durar muchos siglos,
y el traje de carne,
acaba en carroña y cieno,
y ya no lo quiere nadie.
Pídele a Dios por los vivos
que de Dios viven aparte.
Y rézale al que murió,
para Dios, sólo su carne.
Estos espíritus viven
al Mando que Dios les mande.
***
Libro 17 - Investigaciones a la Verdad - Tomo II - Pág. 220-221-222
Para quien ama a Dios, la muerte del cuerpo es el paso a la Vida. Estar vivo o muerto depende más del espíritu que del cuerpo.
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