En Sueño Profético hablaban dos. Uno hacía preguntas y otro contestaba. Ya siguieron hablando con esta contestación:
El pecado no puede ser hecho con intención de que no sea pecado; entonces es más pecado.
El que salta la prohibición tiene más condena que el que pasó sin saber estaba prohibido. Aunque ninguno hiciera destrozo, ya tiene castigo no respetar lo que estaba prohibido.
El que rompe la cerradura de la puerta ajena y entra sin querer los dueños, esto es robo, aunque tú no entres a robar. Tú sabes que el que te vea te dice ladrón, porque el que no va a robar, ni la casa es suya, no hace lo que hacen los ladrones. Esto en el robo, que son las leyes del hombre para poder vivir no como los animales.
Dijo uno:
Yo seguí mucho a Agustín, y te hablaba del pecado peor que el peor veneno. Mucho decía: Nadie pecará queriendo a Dios, ni diciendo “peco porque no es pecado”, sabiendo es puesto el nombre por Dios, aunque tú no comprendieras.
Dijo el mismo que tanto siguió a Agustín:
Hay pecados hechos diciendo: “esto no es pecado”, que arrastraron a muchos a que hicieran igual, y hoy están todos en el sitio que ellos quisieron: no ver a Dios.
El no amar a Dios te hace el no hacer lo que Él manda
No quieras pecar diciendo a Dios: “eso ya no es pecado”. No quieras vestir con adornos de adelanto lo que tú sabes que pecas aunque intentes disfrazarlo. Ya, si haces intento, es porque piensas pecado.
Sin recato no debes nombrar a Dios, aunque vida esté faltando. Si crees en este Dios, tú guía será el recato.
Desperté, oí:
¡Cuántos defensores tiene
lo que en contra de Dios va!
¡Cuántos enemigos tiene,
queriendo a Dios engañar!
Bien dice Agustín de Mónica,
que pecar y amar
son dos palabras en contra.
Que pecas porque no tienes
lo que te lleva a Gloria.
El peligro de la carne,
todos saben de memoria.
Ninguno intenta decir:
“yo me tiro de la altura
sin intención de morir”.
Si abajo ya llegas muerto,
no es extraño este morir.
Si disparas la pistola
poniendo el tiro para ti,
no sería a mala idea,
pero quisiste morir.
Si ya sabes los peligros,
porque ese mundo es así,
estudia los que ya sabes
y no los quieres cumplir.
Cuando hablen de pecado
queriéndote tú exhibir,
piensa lo pronto que llega
el dejar materia ahí.
***
Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pág. 40-41-42
Desobedecer a Dios es pecar, y el pecado nos aleja de Dios. Justificarnos es mentirnos a nosotros mismos.
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