En Sueño Profético decían:
Hazte un seguro de vida,
primero para el espíritu
y después para el cuerpo.
Que el seguro del espíritu
es capital que va creciendo,
que te entregan en la Gloria
cuando ya no existe el cuerpo,
para que el cuerpo no ensucie
la Divinidad del Cielo.
Hazte el seguro de vida,
que no hace falta dinero,
ni te exigen los papeles,
ni te entregan documento.
Pero queda tan seguro,
que nadie puede ser dueño,
por ser el dueño tu espíritu
y Aquí no venir los cuerpos.
Si el cuerpo entrara en la Gloria,
ni el nombre podía tenerlo,
por ser el cuerpo enemigo
del Mando que da este Cielo.
Gloria es Amor a Dios,
Obediencia y arrepentimiento.
Si siempre vives Amor,
no hace falta la Obediencia,
porque todo lo harás
sin sacrificio y contento.
Y si algo hiciste mal,
fue engaño o alguna fuerza
del espíritu del mal,
que acecha y te hace pensar
que el seguro no da renta.
Desperté, oí:
¡Qué razones dan en Gloria
y el hombre no las comprende!
En cambio, en las de la Tierra,
siempre se siente listo y no torpe.
¡Qué cierto que el hombre
hace el seguro del cuerpo
sin seguridad de disfrutarlo!
Y no se hace el del espíritu,
que de Dios recibe el pago.
¡Hazte el seguro de vida al espíritu,
y no pienses en el pago!
Que por mucho que tú mandes,
más te tiene Dios guardado.
Y nunca podrás decir:
“Yo pagué sin disfrutarlo”.
***
Libro 17 - Investigaciones a La Verdad - Tomo II - Pág. 199-200-201
No hay mejor proyecto de futuro que prepararse para la Vida Eterna.
ResponderEliminar