En Sueño Profético hablaban de esta Literatura Teológica. Hablaban del sufrimiento, de cómo se pueden hacer y componer tantos Temas, sabiendo que van al desprecio.
Dijo uno:
En lo material quita fuerza
y mayoría no siguen
cuando un escrito hicieran
y lo viera un profesor
y grandes faltas pusiera.
Y si tenía un sufrir,
tal vez del sufrir algo hiciera.
Pero no temas tan dispares
como aquí se presentan.
Pues tan sólo el pensar esto,
ya ves que no es de la Tierra.
Esto es mano que escribe
con grande inteligencia;
que Dios es el que lo escribe
aunque veas es su letra.
Y aunque pasaran los años
y el sufrir no la deja,
el Dictado es diario,
sin faltarle su Grandeza,
sin que lo puedan tocar
los sabios que hay en la Tierra.
Ves la fuerza en el Escrito,
y al hacer preguntas a ella,
guárdate tu sabiduría
si tu saber es de Tierra
y a ella tienes por inculta,
porque te dará respuestas
que tú quedas de alumno
por grande profesor que fueras.
¿No ves aquí ya verdad
sin que grandes estudios tengas?
¿Quién haría un Escrito de éstos,
que hay días que a media hora no llega?
Otros días puede llegar a tres horas,
si se para la materia.
Todos estos argumentos
son para que el hombre vea
que no hace falta estudio,
una vez que el Libro leas,
para decir: “Esto es Dios,
que ama al hombre
y no quiere que se pierda”.
Desperté, oí:
¿Quién escribiría un tema,
por grande escritor que fuera,
y sin quitarle palabra,
siempre con grande firmeza,
ya salga al mercado el libro?
Sin que después de escribir
no veas papeles rotos, apuntes.
¡Que esto es correcto
en grandes literatos!
¡Y cualquier tema que escribas
no es Teología,
diciendo que me la dictan!
No son escritos
que te describan la Gloria
diciendo “que yo la he visto,
que se anda y no hay cuerpo”.
Y ya, cuando escribes Temas
del Padre Eterno,
de Dios Hijo,
de Dios Espíritu.
¿Quién escribiría al Dictado,
diciendo: “yo esto he visto;
que no toquen una letra
de las que yo ya he escrito”,
sin temor a los Teólogos
ni literatos del mundo?
¿Qué estudio puede hacer el hombre
cuando lea estos Libros?
¡Amén y gracias, Señor,
porque mi amén ha servido!
***
Libro 17 - Investigaciones a La Verdad - Tomo II - Pag. 43-44-45
No faltan motivos para reconocer que estos Escritos son de Dios. Lo que falta es Amor y Humildad.
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