En Sueño Profético decían:
La falta de creer Aquí, hace que el hombre se porte mal ahí.
El hombre no tiene motivos para ofender a Dios si pensara: “Él tiene la llave de mi vida; y el Mando para, después de enterrar mi cuerpo, mandar el espíritu al Infierno”.
El hombre debía de sufrir cuando viera que a Dios no buscaban, cuando sus Palabras cayeran en oídos sordos para él.
Dijo uno:
Si el hombre creyera que después de la muerte empieza la Vida –y ya sin muerte–, no ofendía tanto a Dios como Lo ofende.
El que en Dios cree y a Dios ama en la muerte de un ser querido, dice: “Señor, gracias, yo sé que está contigo”.
¿Cómo vas a ofender en la Tierra a un superior que vida te deja? Pues los días que vivas son gracias que debes.
Y mete en la cuenta a algún ser querido que cerca tuvieras, cerca no de distancia, cerca de cariño... El que cree y ama, mira para el Cielo y dice:
Dios mío,
antes de ofenderte,
mándame castigo:
que vea sufrir
al ser más querido.
Antes de ofenderte,
mándame a algún sitio
que vea sufrimiento;
que el mío, al pensarlo,
ya lo vea chico.
Señor, dame Luz,
que vea tu Camino.
Señor, dame fuerzas,
que las necesito;
porque soy débil
y poco Te sigo.
Señor, dame Fe,
o dame castigo.
Desperté, oí:
Alaba a Dios en el sufrir,
y verás peso quitarte.
Piensa en el que más sufrir tiene,
aunque veas silencio grande.
Nunca Le digas: “no puedo”.
Porque el sufrir que Dios manda o permite,
lleva su altura y su peso.
El hombre ofende a Dios
porque no ama ni cree.
Si ama, alaba;
y si cree, teme.
¡Qué pena tiene que ser
el quererlo por temerle!
La pena es que te das cuenta
cuando remedio no tiene.
***
Libro 16 - Dios No Quiere, Permite - Tomo II - Pág. 93-94-95
Si sólo creemos, no conocemos el Amor ni la Confianza.
ResponderEliminarSi no creemos, ¿ a Quién amaremos y en Quién confiaremos cuando llegue la debilidad?
Si amamos, siempre viviremos en la Paz del Padre.