En Sueño Profético decían:
El sufrimiento del espíritu, pocos se ofrecen a quitarlo.
El hombre valora el cuerpo y al espíritu no le hace caso. Que esto es ofender a Dios y pedir milagros.
El espíritu, mientras eres niño, Dios manda cuidarlo. Cuando dejas de ser niño, Dios ya retira el Mando, y ya manda tu espíritu a tu cuerpo, para que vivas la vida cumpliendo sus Mandamientos o pecando.
Dijo uno:
Hay quien peca él solo, y hay quien vive buscando que muchos pequen. Éstos sirven al príncipe de los demonios.
El espíritu del mal manda con más fuerza donde más daño puede dejar.
El hombre se debería ocupar de aprender a conocer al espíritu del mal.
Este espíritu se disfraza para poderte engañar. Pero el que lo conoce, pronto le quita el disfraz, y lo que iba a hacer no lo hace, pero engaña a más que su actuación desconocen.
Desperté, oí:
Todo es porque el hombre no cree
que su espíritu esté mandado por dos mandos.
Uno es Dios, otro el Diablo.
Que esto, al no creerlo el hombre,
le deja sitio al Diablo.
Y ya te hace que veas
mundo de carne: pecado.
Mundo sólo de cuerpo,
que es pasto de los gusanos.
Hasta que el hombre no ponga
la enseñanza del espíritu en primer plano,
no conocerá a los espíritus satánicos.
Y hará normal la vida de pecado.
Dios podría quitar la Libertad,
para no poder llegar al pecado.
Pero ya no sería Dios,
y el Amor Divino sería forzado.
Es más hermoso decir:
“Amo a Dios y sigo sus Pasos”.
“Y no me importa el camino,
porque Él me va guiando”.
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Libro 27 - Dios Habla al No Queiro del Hombre - Tomo II - C5
Que Bonita oración la que termina el mensaje
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