En Sueño Profético decían:
Es fácil amar y difícil enseñar.
El Amor a Dios te da palabras fáciles de comprender, pero si el que las oye no ama, o sufres o retiras tus palabras, pero silencio no pones, porque el Amor te exige. El Amor, cuando es de Dios, él te obliga a que lo tengas en aquello que es de Dios.
Este Amor nunca te cansa. Por crecimiento que tenga, eres tú la que más pides, creyendo que se te acaba.
Yo tenía días tristes, y me ponía de rodillas y el silencio me ayudaba, y ya oía palabras que en mi celda quedaban conmigo hasta llegar la mañana.
Este Amor, al que lo siente, se le nota en las palabras, se le nota en el cansancio, que verás que en él no acampa. Se le nota en la alegría que siempre lleva en su cara. Y se le nota en la Fuerza, apartando timidez que el Demonio te pusiera. Este Demonio maldito me esperaba dentro o fuera de la casa que yo iba para cundir mis éxtasis. Si me esperaba en la puerta, a mí me ponía palabras para que yo las dijera. Y si ya estaba dentro, él mandaría a uno para que daño me hiciera.
Desperté, oí:
¡Qué vida más trabajosa
tienen que llevar aquellos
que a Dios por dentro no sientan!
Este Amor ya lleva Fuego,
que prende pero no apagan.
Este Amor lo notas tú
cuando ves que no hay nada
que te calle estas Palabras.
Yo hablaba y no veía
al que oía mis palabras.
Yo me subía de voz,
y otras veces era tan humilde,
que yo misma me asustaba.
Este Dios te hace que seas
según con aquel que hablas.
Este Dios te manda Amor
que sirve para Enseñanza.
Este Dios te manda Fuego
si tú Hoguera ya preparas.
Y este Fuego sigue lento,
pero subiendo las Llamas.
El que no sienta este Fuego,
todo lo de Dios le cansa.
Yo me sentía el Fuego,
porque nunca me cansaba.
Si el cansancio
me detiene las palabras,
sería mi Lumbre apagada.
¡Ay Fuego que está conmigo,
y más altas son sus Llamas!
TERESA DE ÁVILA
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Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C3
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