En Sueño Profético decían:
Si al Prójimo lo cogiera el hombre como algo de su cuerpo, el mundo ya no viviría la mitad de sus sufrimientos.
Si el Prójimo, para el hombre, fuera dolor en su carne, no dejaría de buscar medicina para curarse.
Dijo uno:
Para vivir Prójimo tienes que sentir a Dios, y ya traes a tu memoria: “En el Prójimo está Dios. Yo ya no vivo tranquilo si Prójimo no vivo yo”. Pero es tan difícil sentir en ti el dolor del que dolor está viviendo, que si no amas a Dios, tú no puedes comprenderlo.
Desperté, oí:
¡Qué cierto que si el hombre viviera Prójimo, el sufrimiento quedaría paralítico y extrañaría el oír: “Yo puedo quitar sufrir, pero ese sufrir no es mío”!
El hombre cura cojera
cuando ésta está en su pie.
Y no se acuerda del cojo
que no se puede mover.
El que cree y ama a Dios,
hay veces que se olvida de él.
Y Dios le sale al encuentro
dándole el pago que nadie ve.
Que luego ya lo va viendo
el que pone Amor y Fe.
Tráete al Prójimo a vivir
dentro de tu mismo cuerpo.
Y ya di: “Yo sirvo a Dios
y achico los sufrimientos”.
***
Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C3
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