En Sueño Profético hablaban de las muchas enfermedades que puede tener un espíritu. Que el hombre las desconoce porque no tiene al espíritu en primer lugar, porque a Dios no ama. Y al no amarlo, rechaza todo lo que de Él va.
La enfermad el espíritu, mayoría de veces, es contagiosa. Es contagiosa por las razones que equivocadamente pone este enfermo.
Dijo uno:
La enfermedad del espíritu es llevada por el Demonio para retirar de la Gloria mientras vive tu cuerpo. Y después de que tu espíritu la pierda, ya vives Infierno.
El espíritu que no está en la línea de Dios, siempre está en estado de pecado, y su consejo y acción son diabólicos, peligro al que siempre puede al cuerpo llevarlo.
El espíritu enfermo puede estar en estado de ira o quietud, pero se nota del espíritu sano.
El espíritu sano abraza el sufrimiento y retira lo que Dios no tiene mandado. No puede faltarle Caridad, y ya sientes a Dios a tu lado y recuerdas sus Palabras y no puedes disgustarlo.
Si Dios abraza a los niños,
yo tengo también que abrazarlos.
Si Dios levanta al caído,
yo tengo que levantarlo.
Si Dios a mí me perdona,
yo el perdón tengo que darlo.
Y si Dios está en el Prójimo,
yo al Prójimo abrazo.
Desperté, oí:
Tienes que amar a Dios
y practicar su Enseñanza
si quieres vivir su Paz.
Y no irte de su Camino
creyendo que te espera bienestar.
¡Qué lástima que los hombres
no quieran entender esta enfermedad!
¡Con el daño que se hace el que la tenga
y el contagio que puede dar!
Debería el hombre abandonar un poco
la enfermedad del cuerpo
y ocuparse de esta horrible enfermedad.
Y ya quitaría el contagio
y prevendría este mal.
***
Libro 24 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IV - C5
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