En Sueño Profético decían:
El que enseña a leer,
ya cobra un buen dinero.
El asesor que asesora,
el sabrá cual será el precio.
Al médico y al cirujano,
hay que pagar con respeto,
y hacerles un buen regalo
en la primera ocasión que veas!
Todo lo que sea enseñar cultura
y remendar la carne del cuerpo,
tiene cifras elevadas
que el hombre paga contento,
y siempre dando las gracias
al médico y al maestro.
Pues si esto es así,
¿cómo debería razonar
ante esta Sabiduría,
que es gratis,
te la ofrece Dios
y te sirve para no perder la Gloria,
para verte siempre vivo,
para enseñar a más hombres
que sigan este camino:
cultura para la carne
y cultura para el espíritu?
Dijo uno:
El hombre, si cuida el cuerpo y abandona el espíritu, es joya que has tirado por preferir el estuche. Pues mucho más diferencia es abandonar el espíritu y preferir la materia.
Desperté, oí:
Se debe educar el cuerpo
a la ley que dé el hombre,
¡pero que esté Dios primero!
Y que la ley que dé el hombre
sea detrás de los Mandamientos.
Pues enseñanza sin Dios,
nunca será de provecho.
En este arrobo hablaban
de la cultura del espíritu.
Preferencia a la cultura del cuerpo,
es crecer árbol torcido,
que cuando ya se hizo tronco
todo lo vieron torcido.
Que no fue culpa del árbol,
que fue, que no tuvo cuido.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C2
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