En Sueño Profético hablaban de las dos vidas y de las dos muertes. Decían:
Hay a quien vieron muerto en la Tierra y está Vivo Aquí en el Cielo. Y hay quien está vivo en la Tierra y muerto ya está Aquí en el Cielo.
El hombre, por lo que lucha, es por la vida del cuerpo, y al espíritu lo tiene en abandono y desprecio.
Dijo uno:
El hombre que a Dios desprecia, no tiene sitio en el Cielo, porque Aquí entran los Vivos, pero no vienen los muertos.
Si Dios Aquí al espíritu le dejara Libertad igual que le deja a los cuerpos, la Gloria ya no sería Gloria, sería convertida en cementerio, donde a veces están juntos los hombres que no se quisieron. Que si al cuerpo le llegara vida otra vez, quedarían muertos por la soberbia y la ira. Pero el que queda, los entierra en panteón o lapidas muy juntas. Esto lo hace el hombre con el cuerpo porque ya no tiene vida.
Desperté, oí:
La Gloria es para el espíritu que quiso Gloria cuando tuvo cuerpo.
Y ya, este espíritu, vive la Paz y no alborota.
Si la Gloria fuera como la Tierra, con Libertad, ya no sería Gloria.
La Gloria es Dios, y Dios es Gloria. Y el que Aquí viene, a Dios Lo siguió o Lo llamó, y Dios perdona.
Pero esto tiene que ser antes que el cuerpo al espíritu abandone.
Si esto no fuera así, el hombre desbarataría la Gloria, y Dios no viviría Aquí.
Gloria es sitio Eterno, Presencia de Dios, donde no entran los muertos que muertos están para Dios.
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Libro 24 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IV - C4
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