En Sueño Profético decían:
Haz el bien por Dios
y no lo hagas para oír halagos.
Haz el bien como una ley
que el Cielo te está mandado.
Hazlo siempre contento
y no valores el pago,
porque a lo que haces por Dios,
el hombre siempre le da mal pago.
Por eso, tú, hazlo por Él,
y Él, ya, te irá apuntando
en un cuaderno Divino,
que no pasa por la manos del hombre
por si pudiera ensuciarlo.
Este cuaderno, son pocos
los que no lo tienen en blanco,
porque si hacen un bien,
esperan para cobrarlo,
y se hacen tasadores
de lo bueno y de lo malo.
Esto no es servir a Dios.
Desperté, oí:
Servir a Dios es
olvidar el bien que haces,
y cada día hacer más.
Servir a Dios es
sembrar el bien,
y Él, ya, te dará el fruto
que este bien dé.
Servir a Dios es
ser humilde, pisar tu orgullo
y la tentación.
Si eres humilde,
te mandará Dios.
Si pisas tu orgullo,
te mandará Dios.
Y así también la tentación la cambiarás
por alabanzas al Reino de Dios.
Si eres tentado en contra de Dios,
no serás mandado.
Porque la tentación hace
que lo bueno ya lo vean malo.
***
Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C2
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