En Sueño Profético hablaban del poco adelanto que el hombre había puesto en la vida del cuerpo.
Decían que el progreso había olvidado la vida del cuerpo, sin ocuparse de la muerte que el hombre llevaba en todos sus momentos. Que el hombre tenía el tiempo como algo que era suyo: “ahora guardo…”; “ahora cojo…”; “esto es mío, para el día de mañana”. Y no nombraba la vida del espíritu, ni se ocupaba de ella.
Dijo uno:
Que esto pasaba igual antes de vivir Dios de Hombre, cuando bajó a la Tierra a enseñarle al hombre el Camino que nunca tendrá muerte su espíritu. Pero entonces escaseaba la cultura, el adelanto y el progreso. Y lo que en un sitio se practicaba, la distancia no podía saberlo.
Dios se hace Hombre y da Sabiduría para hablar de su Reino, y nacen las generaciones con adelanto y progreso. Pero no para utilizarlo, sino para perder su Reino.
Desperté, oí:
Si el adelanto lo pusieran en pensar en la muerte del cuerpo, sí sería un buen progreso.
Pensar el hombre que sólo hay ese mundo, no le va la palabra culto.
Es una cosa mecánica, que se mueve hasta que le falta la cuerda.
Pero Sabiduría no tiene.
La Sabiduría es saber que existe otro Mundo, y que tienes que morir sin que la muerte respete tu cargo ni tu apellido.
Muerte echada en olvido, dice mal en hombre culto.
El adelanto y el progreso no son del hombre, son del Cielo.
Pero para emplearlo en bien del espíritu y del cuerpo.
Para que el hombre investigue que Dios es Vivo, no muerto.
Que este cundir no se podía hacer con esta rapidez cuando Dios vivió con Cuerpo.
Coge la investigación, el adelanto y el progreso, para la otra Vida, en la que ya no existe tu cuerpo.
Y entonces ya sí te irá la palabra “hombre culto y de talento”.
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Libro 30 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IV - C5
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