domingo, 23 de abril de 2017

No hay nada en el mundo que silencio pueda darle a Dios

En Sueño Profético decían:

Si el hombre pensara en el Nacimiento de Dios y en su Muerte, en medio del cante le entraría pena.

El no se hizo Hombre, ni para nacer en la calle, ni para que Lo clavaran en la Cruz.

Si el hombre pensara esto, entristecería el cante.

¡Saber que Dios nacía y nadie ofrecerle vivienda! Y en los sitios que llamó para que abrieran la puerta, sin abrirla, el “no” oyeron.

Desperté, oí:

Que no le extrañe al que a Dios ama, que el hombre, como pueda, no abre puertas, por su voluntad, a Dios.

La mayoría, si las abren, es por miedo, y no quieren que se enteren que a Dios un servicio han hecho.

Esto tiene que quedar como la paja en el agua.

Que por mucho que quiera el agua, la paja, escondida no queda.

Cuando la cosa es de Dios Padre y de Dios Hijo, actuando el Espíritu de Dios Padre, no hay nada en el mundo que silencio pueda darle.


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Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C2

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