En Sueño Profético decían:
Si el hombre amara a Dios, al hombre ayuda no le faltaba. Y si caía al suelo, pronto otro hombre lo levantaba y jamás caído quedaba.
Si el hombre amara a Dios, no podría haber miseria ni espíritu con dolor, por sufrir que remedio tenga.
Si el hombre amara a Dios, sólo sufriría muerte o carne enferma. Pero practicando el Amor de Dios, el dolor se achica y del cuerpo muerto siempre tienes su presencia, porque sabes que está vivo, aunque cuerpo no le veas.
Si el hombre amara a Dios, se achicarían las penas, porque el que no las tuviera, no podría consentir que otro las tuviera.
Dijo uno:
Hay mayoría de cosas en la vida, que sin ayuda, no podrían hacerse. Pues en los sufrimientos pasa igual: que si no te ayudan, no puedes con ellos.
Desperté, oí:
La ayuda es imprescindible
para el espíritu y para el cuerpo.
Pero antes de esta ayuda
pon a Dios lo primero.
Si al que ves con grande carga,
tú le ofreces tus manos,
él se pondrá más derecho,
y su cara con agrado.
Pues el sufrir del espíritu
es fácil el achicarlo o el de quitarlo.
Pero si te falta Amor a Dios,
el sufrir se va agrandando.
No hay alegría mayor,
que ayudes o que sea ayudado.
Si el hombre amara a Dios,
no crecerían sufrimientos,
ni de espíritu ni de cuerpo.
Culpaban en la Gloria,
que el hombre no se ayudara,
porque no sentía Amor
de hermanos como Dios manda.
***
Libro 32 - La Palabra del Creador - Tomo III - C3
No hay comentarios:
Publicar un comentario