En Sueño Profético hablaban de Dios y del hombre, de la duda que siempre ponía el hombre en lo de Dios. Decían:
Si eres hombre de Dios, no puedes tener duda cuando te digan esto o aquello está haciendo Dios. Lo que sí te notarás serán deseos que te quitarán la tranquilidad, por oír o ir a ver donde Dios da sus Palabras o deja huella para que vean que Dios visitó con su Poder o con su Presencia aquel Lugar, para que el hombre no olvide su Presencia en el bien o en el mal.
Dijo uno:
La duda no puedes evitar que se presente, pero si no le abras la puerta, la duda no entra y no te mortifica la Fe que tú tengas.
Da mal ejemplo el que a Dios dice que ama y duda pone y no acude para cundir lo que aquí pasa.
Cuando hay Fe, esta Fe te da alegrías, te quita dudas y ves normal que Dios esté entre el hombre que cree en Él y se ofrece a cundir sus Palabras.
Desperté, oí:
Dice mal creer en Dios, hablar de lo que dejó dicho y no buscar lo que hoy está diciendo.
Pero está peor leer “y vendrá mi Espíritu”, y no acudir teniendo el Lugar cerca, por si pudieras morir sin tiempo de arrepentimiento.
El Amor a Dios te hace que conozcas lo de Dios o lo del hombre.
Lo del hombre es escalera que subes y bajas.
Lo de Dios es subida que el hombre jamás puede bajar ni pasar.
Que la duda no le va, porque no tiene palabras que puedan justificar que Dios no da estas Palabras.
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Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C6
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