En Sueño Profético decían:
Este Caso, hoy único, quedará tan amarrado por Dios, que el hombre no podrá reformarlo.
Las Palabras al espíritu y luego dichas al cuerpo, dictadas, éstas quedarán escritas y por el mismo hombre selladas. Porque Dios ha puesto este camino para que luego no puedan ser cambiadas. No puede ser cambiada la actuación que ha tenido el espíritu, ni la enseñanza que ha dado el cuerpo. Pues esto también quedará sellado –la obra en el Prójimo– sin poder el hombre cambiarlo.
Dijo uno:
El hombre no ayuda a edificar en el Camino de Dios, y cuando está edificado, intenta o quiere hacer reformación.
Antes de que el cuerpo del Elegido abandone la Tierra, quedará todo sin poder hacer reforma.
Desperté, oí:
Arrobo y Dictado,
no puede plagiar el hombre.
Si no fuera Enseñanza,
quedaría en manos del hombre.
Y ya no saldría la cuenta
de esta Verdad tan gigante.
Todo lo que va de Dios
debería respetarse.
Porque sólo el reformar,
ya es falta de a Dios amarle.
El que dice “Dios me dice”,
no puede el hombre,
a este decir, llegarle.
***
Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C4
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