En Sueño Profético decían:
Todo lo que hace el bueno, lo puede hacer el que sea un poco malo, pero si el bueno es bueno y lo hace todo en Dios pensando. Todo lo que hace el bueno, lo puede hacer el que sea un poco malo.
Hay quien reserva lo bueno para el bueno, y no le da nada al que sea un poco malo. Éste, ¿no ha pensado nunca que la botica nunca será para el sano; el abrigo, para el que tirita; y el fresco, para el que está sudando?
Pues si esto es así, reparte tu bueno para el más necesitado. Y puede que oigas decir: “el malo ya no es tan malo”. El que oiga esto decir, ya ve la renta que Dios, desde el Cielo, le ha mandado.
No hay mejor satisfacción, que acarrear al rebaño, a mayor número, mejor. Esto, tan sólo con pensarlo, te notas lleno de Dios. Y vas buscando ovejas, a más perdidas, mejor. Muchas veces las ves más lejos, y el deseo las acercó. El deseo del que lo bueno quiere que por bueno quede.
Desperté, oí:
No hay bueno, bueno, que no diga:
“Señor, quiero que haya
más buenos que los que hay”.
“Señor, a veces juzgo
por el daño que Te hacen”.
“Yo no valoro mi bueno
porque creo que al amarte,
tengo que buscar al malo
para de lo malo quitarle”.
“Si acción y palabra doy en tu Nombre,
con tu ayuda, Señor,
en el Rebaño se mete”.
“Yo, Señor, si fuera bueno
sin ocuparme del malo,
te daría más sufrimiento
porque no cumpliría tu Mando”.
Con dos docenas de buenos
por el mundo caminando,
lo malo se achicaría
y lo chico ya viviría avergonzado.
Los buenos, siendo de Dios,
no pueden lo bueno ocultarlo.
Éstos sufren cuando ven
que el hombre hace algo malo.
***
Libro 19 - Dios Manda en su Gloria que Enseñen - Tomo III - C4
No hay comentarios:
Publicar un comentario