En Sueño Profético decían:
Es Dios el que te premia por el bien que el hombre de ti recibe.
Si el hombre esto pensara, se entristecería por dentro y le saldaría a la cara.
Es Dios el que te premia por el bien que el hombre de ti recibe.
El hombre no se merece oír la Palabra de Dios en el Lugar que Él elige.
Después de no merecerlo, le da el trato al Lugar con exigencia y desprecio.
¿Cómo puede pensar el hombre: “Yo a su mando hago esto: exijo, desprecio y no obedezco las Palabras que oigo en el Lugar que Dios habla”?
Dijo uno:
Numera lo que has hecho en este día que le ha dado paso a la noche: ¿Has consolado afligidos, poniendo siempre este Nombre? ¿Has llevado alegría donde hay olvido del hombre porque los años llegaron y ya esperan la muerte?
Tu presencia no valoran, para acarrear al Cielo. Tu cansancio es escondido, para ir esto cundiendo. Y tus oídos oyen palabras que Satanás pone en lenguas, para tu mayor sufrimiento.
Desperté, oí:
¿Quién Le diría a Dios Hombre:
“Maestro, no vengo a verte
porque me robas el tiempo.
Y doy la vuelta a la calle
por si alguien me está viendo”?
Esto sería no creer,
o creer y no Quererlo.
O Quererlo
y estar cogido en ese momento
por espíritus del Infierno.
Por eso,
es Dios el que te premia,
por el bien que el hombre está recibiendo.
¡Qué lucha te pone el hombre,
por no creer en el Cielo!
***
Libro 24 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IV - C5
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