En Sueño Profético decía Teresa de Ávila:
¡Qué lástima que el hombre no espere estas Palabras que bajan del Cielo! Y luego tenga que escarbar para buscarlas. Que luego puede agrandarlas o achicarlas.
Si las achica, ofende a Dios, y si las agranda, Lo enfada, porque quiere poner saber, no sabiendo él nada.
¡Qué lástima que los hombres hagan sufrir al que este Amor se hace Mando y a él le manda!
Este Amor, a donde llega, tiene que formar escándalo.
Es brasa de Lumbre Divina, que te quema, y tú, ya, no puedes callarlo.
Yo siempre lo comparaba, y lo sigo comparando, con algo que entra en ti y la vida te está dando, que es vida que da sufrir, lágrimas y llanto, y ves caminos que te pinchan y tú intentas pasarlos. Que después, en este Camino, al final, ya los pinchos se han cambiado por un sentir que no sientes porque el éxtasis ha llegado.
Desperté, oí:
¡Ay éxtasis que eras muerte
con vida de Vida Eterna!
¡Ay éxtasis que eras Vida
el tiempo que estaba muerta!
Debería el hombre aprender
a conocer
al que Dios trae a su Gloria
cuando aún vive con cuerpo,
y no daría castigo
de abandono y de desprecio.
Mis lágrimas las sujeté,
dentro y fuera del convento,
cuando quería contar
el éxtasis
y recibía el desprecio.
¡Ay desprecio de maldad,
de hipócritas y de incrédulos!
¡Ay desprecio que aguanté,
porque a Dios llevaba dentro!
Él me cubría de Amor,
y yo no guardé silencio.
Si lo guardo,
hoy no estoy a su servicio,
sin cuerpo.
¡Bendito sea
el sufrir que me dio
el no guardar yo silencio!
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C5
El Amor le puede en la batalla a todo lo terreno.
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