domingo, 20 de febrero de 2022

El adelanto como gran castigo

En Sueño Profético hablaban de la publicación de estos Mensajes. Decían que esta publicación le hacía falta al adelanto que el hombre con la cultura había puesto.

Dijo el Mando de Dios en un espíritu de su Gloria:

La enseñanza del espíritu debería ser la primera, porque el saber del cuerpo viene del espíritu, que es el que lo enseña. Si es de Dios, lo dicen sus obras. Y si no es de Dios, lo dice el vivir que tenga, con su cargo o con su capital, en fincas o en dinero preso.

Si el hombre valorara el vivir la eternidad en la Gloria con el Mando de Dios, como el espíritu que al Elegido le está dando este Mensaje, si pensaran esto, ya no podrían vivir con la enseñanza que ha puesto el adelanto. La ha puesto ensuciando la Palabra de Dios. Que la que más está al descubierto es el romper la carne que Dios unió, para unirla al pecado. Pero hay muchas cosas más que a Dios tienen sufriendo: el ver cómo con herramientas de gran precio matan a los hombre que tienen que cumplir un tiempo con uniforme en los campos de batalla.

Pues debería pensar la cultura que vive el hombre, por qué gasta gran capital en herramientas para matar, y ve gran cantidad de niños muertos por la enfermedad del hambre, sin que el adelanto los meta en una vivienda.

Esto te hace pensar estas palabras: “Señor, qué Bueno eres, que por no acabar el mundo, el hombre este sufrir Te tiene”.

Ya, el adelanto quiere que el pensar del niño sea de hombre y enseñarle el pecado como su gran amigo, con el nombre de “eso no es malo”.

Desperté, oí:

En este arrobo se nombraba el adelanto como gran castigo que ponían los espíritus malos.

Ya se cambiaron las Palabras y esto se oía:

Este Caso, hoy único, tiene que ser por todo el mundo cundido.

Porque todo lo que han hablado del pecado, de los niños muertos de hambre y de las guerras, ocurre por todo el mundo donde hay hombres y suelo.

Pues ya, que todo tu tiempo sea para cundir estos Mensajes en Libros y en canciones.

Tus lágrimas caen escondidas cuando piensas: “Yo no quiero que a Dios culpen del sufrir que me ha llegado”.

Todos los que están al Elegido unidos, tienen que sentir de Dios algo.

Ya se corta el Mensaje, porque no se puede dictar todo lo que en la Gloria hablan.

***

Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C8

1 comentario:

  1. Poco se puede comentar aquí,con un Mensaje tan claro.
    Si Dios permite flagelos no es para castigarnos,es para corregirnos y que no seamos malos.

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