En Sueño Profético vi unos hombres de
espaldas. Iban andando, y en alta voz su habla. Se veía que era para enterar y
enseñar al que pasara. Estas palabras hicieron que algunos se pararan:
–En la muerte nadie piensa, y por no pensar
en la muerte, nadie practica lo de Dios y todos de Dios se alejan. La muerte la
tiene el hombre tan en olvido, que cuando le hablan de ella, parece que le has
nombrado algo malo que él hiciera.
Dijo otro que
estaba de acuerdo con el que la voz subía y bajaba según él quería que se
enteraran:
–La muerte debería tener letreros por donde
pasaras, o sea, donde hubiera tierra o donde hubiera agua, donde hubiera campo
y dentro de las casas, y en todos los trajes, detrás, con estas poquitas y
cortas palabras:
“La muerte llevamos todos.
Piensa que es ciega y sin habla,
pero cuando oye Mando,
ya la vida se te acaba.
Tan solo tiene el oído
para hacer lo que
Dios manda”.
Desperté, oí:
Esta Visión ocurrió
estando estos hombres con cuerpo.
A todos los que les
hablaban, les ponían la muerte primero.
¡Cómo te hacen
pensar que la muerte, ciega y sin habla, ni elige ni puede avisar!
Y ya influencia no
sirve.
El Mando llega ya
al sitio, y ni el dinero ni los años, dejan al cuerpo vivo.
Si de la muerte se
hablara como se habla del pecado, podría el hombre pensar:
“Hoy soy hombre,
mañana puede que mi cuerpo sea fango”.
Acuérdate de la
muerte que ni avisa ni elige, sólo cumple el Mando.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C5
Me encanta el Mensaje! No es que yo quiera morirme, cosa que ocurrirá pronto o tarde,pero un refrescón nos viene bien a todos.
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