En Sueño Profético decían:
Dios, cuando elige, no es para el
que Él elige. Al que elige, ya premia. Que antes se ofreció a servirlo con el
sufrimiento. El que Dios elige, va dando, aunque él vaya recogiendo. Un dar que
no se ve, pero que no tiene precio. El pregón del Elegido no puede ser en secreto,
porque este pregón sirve para reformar tus hechos. Hechos que, unos los viste
bien, antes de hacerlos; y después los viste mal, cuando ya estaban hechos.
Dijo uno:
Hay varios caminos para ser
Elegido. Hay Elegidos que su oración Dios premia, alcanzan peticiones y tienen
momentos de vivir fuera del cuerpo, que es el éxtasis. Éstos no son para
enfrentarse con el mundo material, que es el hombre. Éstos no reciben el Mando
Divino que Dios manda: “Ve y di que hay
otro Mundo, donde el hombre no tiene mando ni entrada si mis Palabras no cumple”.
Desperté, oí:
El Elegido para llevar el Mensaje
de Dios dicho a su espíritu, diciendo “Dios me ha dicho”, esto, de no ser
verdad, no podría decirlo su boca.
Porque el “no” del hombre, le
callaría.
Y si es un contemplativo o
místico dedicado a la oración, el enfrentamiento con el teólogo, le humillaría,
y su reacción sería: mirada al suelo, y lo ocultaría, por creer que mal lo
estaba haciendo.
El Lugar que Dios coge, deja sus
Palabras y manda que sean dichas donde haya suelo y hombres.
Este Lugar, su Fuerza va
certificando que Dios es Vivo.
Y ya no hay teólogos, escritores
o historiadores que lo callen.
Porque la fuerza la da el que
manda que no calle.
***
Libro 31 - Te Habla El Profeta - Tomo IV - C4
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