miércoles, 11 de enero de 2023

No niegues la curación ni al espíritu ni a la carne

En Sueño Profético decían:

Dios Hombre, siendo Dios, tenía amigos que curaban con la medicina porque eran médicos de la carne. También tenía amistad con los médicos del espíritu, que Él mismo los mandaba a curar a los espíritus enfermos, unos más graves y otros menos graves, pero si no se ponían en curación tomaba fuerza y podía el espíritu del mal.

Dios Hombre repetía mucho estas Palabras en su Enseñanza:

“Hacedlo todo en el Nombre de mi Padre, luego en el de los Tres, que es el Mismo. Haciéndolo en su Nombre, Él mandará al Hijo o al Espíritu, que todo es un mismo Dios. Enseñad que Yo, siendo Dios, de todo lo de la Tierra Me sirvo, apartando el pecado. Al pecado lo busco y mando buscarlo para quitarlo del que es preso del pecado”.

Desperté, oí:

En este arrobo contestan a los temores del hombre para vivir en la Tierra.

Sería ir en su contra si uno que mucho amara se negara a comer y quisiera que Dios lo alimentara.

O que un enfermo se negara a tomar medicamento diciendo: “Que Dios me cure”.

Entonces quedaría el médico para los que en Dios no creyeran.

Busca al médico de la carne y haz todo lo del espíritu poniendo a Dios delante.

Que Dios a la medicina le da poder para curarte.

Y en lo que va al espíritu ya llevas a Dios delante.

Él mandó a curar espíritus con enfermedad bien grave.

Unos notaban las curas y no podían explicarse.

Otros quedaban en sueño y se veían sanos al despertarse.

No niegues la curación ni al espíritu ni a la carne.

Pero siempre con Amor, poniendo a Dios delante, pidiendo su curación.

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Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C6

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