En
Sueño Profético decían:
Disfrutas
más las alegrías que a Dios le pides que el que las recibe. Y es que tu pensar
es éste: “Señor, concédeme lo que Te pido para la carne enferma, para que vean
que tu Poder cura, enviando curaciones a las que les digan “milagros”.
Dijo
un espíritu de Dios:
Este pensar
que se ha dicho del Elegido, unas veces es más corto y otras más largo. Cuando
ve que piden creyendo, se une a esta petición. Esto es querer que busquen a
Dios y que el hombre vea Poder de Dios donde no hay curación.
Si
Esto no fuera del Cielo, no echarías las horas que echas, contenta, visitando a
los enfermos.
Esta
noche no llegaba el sueño. Sin decir nombre, era pensar y pensar: “Señor,
cúrala. Y que el médico sea el primero que se tenga que asombrar, cuando vea
escritos de la enfermedad que tuvo y de ahora cómo está”.
Estos
pensamientos Dios se los ponía al Elegido.
Decían
en la Gloria que sin Poder de Dios no se podía estar diariamente en los
hospitales y cerca de las camas de los enfermos.
Desperté,
oí:
En
esto que se ha dicho pueden seguir al Elegido y copiarle su vida. Con esta
copia verán que esto no es de la Tierra.
El
cuerpo, por fuerte que tú quieras ponerlo, tiene sus bajadas, y hay momentos en
el que te notas lo mismo que el enfermo, aunque no estés en la cama.
Si
pudieran te quitarían y se llevarían lejos a los que cerca tienes.
Pero
el Poder de Dios, con todo puede, y pondrá guardianes para que su presencia no
te falte.
Deberían
darse cuenta del Saber de estos Mensajes.
Y del
Escándalo que están formando por todas partes.
***
Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C5
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