En Sueño Profético se oían estas Palabras:
Todavía no han valorado el valor que
tiene el estar al lado de un Elegido que tiene Dios para traerlo a la Gloria y
enseñarlo para que dé la Enseñanza al Mundo de materia, para que cuando muera
el cuerpo, el espíritu pueda entrar a la Gloria. En la Gloria no hay muertos.
Aquí está el que dejó su cuerpo en la Tierra. Su espíritu está Aquí, al
servicio de Dios, como los que Dios manda que dicten estos Mensajes.
Hablaban dos Discípulos de Dios y se oían
estas Palabras:
“¡Es pena que el hombre no valore lo que
conoce y tiene cerca, sabiendo que Dios lo trae a su Reino! Pues esto no lo
valoran porque no creen que haya otro Mundo".
Ya dijo uno de los dos que había:
Nosotros, cuando teníamos cuerpo, éramos
Discípulos de Dios, Maestro,
como Él nos dijo que Le llamáramos. Pues muy pocos valoraron entonces Lo que
tenían delante. Cuando le contábamos al Maestro dónde habíamos estado y que los
que estaban allí no se veían muy contentos, éste era su responder:
“No puede estar oculto el poco valor que
le dan a los que están a mi Mando. Tan sólo tengo once para sentar a mi Mesa.
Aunque siento a doce, al doce lo dejo para que vean lo que quieren hacer con mi
Cuerpo. Mi Padre lo dejará para que luego vean mi Resurrección. Después, el
Nombre de Dios Hijo quedará para siempre por todo el Mundo. El Cielo es la
Gloria, donde está el Reino de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Desperté, oí:
“No han valorado el valor que tiene
vuestra presencia, sabiendo que sois mis Discípulos”.
“Esto lo valorarán cuando ya no os vean.
Esto nos lo decía el Maestro.
Pues cuando faltó, para todo nombraban
nuestra presencia.
Por las cosas de la Tierra luchan para
tenerlas una corta temporada.
Y no luchan por tener las Eternas.
Decían, que de este Elegido poco
valoraban su presencia.
Pero que llegará el día que dirán a Dios:
“Señor, yo no quiero dar desprecio”.
Decían, que el que está con el Elegido,
algo siente su cuerpo y su espíritu.
Pero esto lo valoran poco, porque los
engañan los que quisieran a Esto ponerle silencio con castigo.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C5
Si nada más hay que mirar el rostro de Anita para darse cuenta que no es como los demás. Aún sin saber quién era, ha habido personas que al ver su cara quedaban admiradas y decían que llevaba la Gloria en la cara.
ResponderEliminarY yo agrego, también en su Cuerpo y en su Alma.