En Sueño Profético hablaban de Hechos que ocurrieron en la Vida Pública de Jesús, el Salvador de los hombres. De palabras dichas al “ve” que Él daba, de los encuentros con los pecadores, de las preguntas que Le hacían los sabios de la Tierra. De los que querían engañarlo pidiéndole un milagro. De los que decían que si era Dios, por qué dejaba esas casas de tanta grandeza y Él entrando de extraño, pidiendo que al pobre le dieran y pidiendo Caridad. Que al que Lo oía y la daba, Él le daba para dar.
Aquí referimos a unos molineros que pesaban el trigo antes de molerlo, esto delante de los dueños. A este matrimonio lo conocía el pueblo por los “Santos molineros”. No pasaba día que no los vieran en una ermita que había cerca del molino. Allí iban a pedir por las cosechas, y decían:
—Señor, el que tenga muchas fanegas, que tenga buena cosecha. Y a la vez que crece la espiga, que crezca en Amor el que nada tenga. El que tenga unas faneguillas, que yo al moler le dé más peso en harina del que él me dio en trigo.
Esta petición fue cumplida y antes anunciada por uno de los Discípulos. El Maestro le dijo:
—Ve y di que ellos tendrán siempre crecida la cosecha. En harina darán lo que antes hayan pesado, al que cantidad de fanegas tenga. Al que tenga palmos sembrados, ya le darán de lo que Yo les he dado.
Desperté, oí:
Este molinero pesaba el trigo y después de molerlo siempre le sobraba peso.
Llegaron hasta asustarse, y no sabían si venderlo, repartirlo o entregárselo al dueño.
Iban a la ermita y a Dios Padre Le pedían que siempre creciera el peso del que más pobre vivía.
Y si alguna vez conociesen al Maestro, le dirían que mandara al molino al que no quisiera creerlo.
Todo el que llevaba el trigo sabía que de un costal crecían bastantes kilos.
Los Discípulos llegaron con Mando de su Maestro para que ya se cundiera que el milagro estaba en el peso.
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Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C5