En Sueño Profético comparaban vida del espíritu y vida de materia. Vida que no acaba, y vida que cuando ya te crees que todo sabes y aquello es tuyo, la vida material se niega, y ya buscas refugio siguiendo otro camino, que despreciaste cuando pudiste vivirlo, pero tú lo viste cerca o lejos, y este pensar te vino:
Este pensar fue el del que lo vio cerca:
¡Yo voy a divertirme! Si ya mismo soy viejo y la muerte ha de venirme, para qué quiero yo el capital.
El que lejos veía el tenerse que marchar cuando llegara su día, no quiso Camino de Dios. Él, el suyo se trazó, contando con años que vendrían a buscarlo y él los despreciaría. Aún se veía joven, y tenía los amigos del pecado que le presentaban palabras: ¡Los tiempos ya están cambiados! ¿Quién ha visto que los muertos vivan en algún lado?
Dijo uno:
Va grande diferencia de vivir vida para el espíritu a vivir vida para la materia.
El espíritu da Paz y, con nada, se conforma. Sabe que todo lo que el hombre ahí valora, Aquí tiene menos precio.
La vida espiritual, si la practicara el cuerpo, no se podría hacer el mal, ni con descaro ni escondiéndote.
Desperté, oí:
¡Cuánto exige la materia
y cuánto desprecia al espíritu
cuando vive para el Cielo!
El espíritu de Dios
camina lento y contento,
y si algo ve torcido,
mañana estará derecho.
Si el espíritu no es de Dios,
te exige hasta el extremo
de que tiene que estar torcido
lo que Dios manda derecho.
Y aconseja, que muerto,
te quedas muerto.
Y ya no sigues camino
que el final es Dios del Cielo.
Hasta que el hombre no ponga
la preferencia en el espíritu
y con fuerza se la arranque al cuerpo,
irá creciendo el pecado,
el crimen y el adulterio.
***
Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo III - C2
No hay comentarios:
Publicar un comentario