En Sueño Profético decían:
Enseña a vivir mandando con la Enseñanza que a ti te enseñan. El que así no lo coja, Amor por dentro no lleva.
Todo lo que hagas que no sea para la Gloria de Dios, es obedecer a espíritus diabólicos.
Dijo uno:
Cuidar que la actuación de tu cuerpo sea del agrado de Dios, es vivir para su Mando.
Para buscar en la alegría y en el sufrimiento, primero al Elegido, tienes que estar en Dios pensando, y este pensar te retira de espíritus malos.
Los espíritus del mal te van enfermando con ideas y pensamientos malos, te llevan a que tú mismo cambies el oro por el fango, a que te retires de Dios y le sirvas al Diablo, a que tu cuerpo haga escenas que nunca habías pensado, porque al hacer estas escenas, de Dios estabas apartado.
Todo esto tienes que decirle al que tenga tu contacto, que el contacto es de Aquí.
Desperté, oí:
No necesita el espíritu
ni tiempo ni dinero
para vivir este Premio.
Premio que no tiene sitio,
que Dios lo manda
con la petición que hagas
con tu pensamiento,
tus obras
y tu mirada en el Cielo.
El pensamiento,
en la Vida Eterna.
Tus obras,
en el Prójimo.
Y tu mirada en el Cielo,
diciendo: “Señor, ríñeme
si no está bien hecho”.
El que coja esta Enseñanza,
vive Tierra y vive Cielo.
Todo lo que hagas mal,
piensa que no va del Cielo.
***
Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo III - C5
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