En Sueño Profético hablaban de la Libertad que Dios le deja al hombre. Decían que el Amor a Él anulaba la Libertad y el Amor crecía.
Sigue Teresa de Ávila:
Yo cogía Libertad
para entrar por los caminos
que nadie podía entrar.
Yo nunca me sentí presa
para no poder hablar,
y por todo mi caminar
conocieron a Teresa.
Esto era Libertad
de un sentir que Dios me daba,
que yo no podía ocultar.
Era algo que a mi espíritu
le amenazaba el contento.
Era algo que en mí entraba
y ya se quedaba dentro,
y de Teresa hablaban
fuera y dentro del convento.
Yo, al que me preguntaba
que si no sentía cansancio,
más pronto le contestaba
que el cansancio me venía
cuando no me preguntaban
por el Fuego que tenía.
Cuando el éxtasis pasaba,
yo quería Libertad,
para ir encarcelando
en la Cárcel de mi Dios,
que sus Palabras servían
para el que había hecho mal
y dentro del mal vivía
sin poderlo ocultar,
o para el que lo había hecho
y sólo él lo sabía.
Si éstos iban a buscarme,
Palabras de Dios me oían.
Que estas Palabras llevaban
Fuego de Lumbre encendida,
que no te las apaga el agua,
porque el agua, en esta Lumbre,
más altas sube las Llamas.
Desperté, oí:
No quedaba oculto nada
cuando Dios en mí ponía
esa Fuerza que da Lumbre,
y ya todo me contaban,
y mis respuestas curaban.
Que las respuestas venían
del Único que podía
curarlas y perdonarlas.
¡Ay respuestas,
que no entiende el hombre
cuando se aleja
de este Fuego y de esta Lumbre!
¡Ay respuestas,
que te llevan al camino
que tu vida ya te centra!
Si mis ruegos, Aquí en el Cielo,
Dios los manda ahí a la Tierra,
tienen que oír palabras
que yo decía con materia.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C3
No hay comentarios:
Publicar un comentario