En Sueño Profético hablaban del Amor a Dios, que el que lo siente, no puede esconder este Amor. Y este Amor siempre te lleva a hacer lo que manda Dios:
Este Amor te va exigiendo
que siempre sean mayores
los deseos de amar más,
que el Amor que estás viviendo.
Este Amor te hace vibrar
dentro y fuera de tu cuerpo.
Dentro, para que salga
esa fuerza arrolladora
que ya no mide distancia.
Y fuera, para que vean
cómo vive el que a Dios ama,
que en este vivir que vive
te va dejando Enseñanza.
No hay alegría mayor,
si con peso y altura se comparara,
que vivir Mando de Dios.
Este Mando,
el que lo vive,
sufre por el que lo manda,
porque quisiera decir:
¡Señor,
todos cumplen tus Palabras!
A veces te entra tristeza,
y de repente
te entran ganas de engañar al Cielo
para que Dios no sufriera.
Esto, ya,
es locura que te llega,
aunque no quieras.
Desperté, oí:
Dices a veces palabras,
que después de que las has dicho,
ves que no estaban pensadas.
Pero algo ya te empuja
a que no sigas callada.
Tienes que sentirte fuerte,
y que esta fuerza te vean.
Tienes que sentirte humilde,
para que otros te crean.
Lo que no puedes decir es
que este Mando y este Saber
son de la Tierra.
Este Mando,
al que le llega,
vive las ansias del pez
que se encontrara en la tierra.
Es corta comparación
con querer que a Dios Lo quieran,
porque el pez se moriría,
y yo vivo y estoy muerta.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C2
Santa Teresa está viva y sus mensajes de amor son ejemplo perfecto de seguir viva en la Gloria amando a Dios como lo amaba en la tierra pero ahora con el mando de hablar para acarrear almas al cielo.
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