sábado, 25 de septiembre de 2021

No le des valor a lo que la Paz te quite

En Sueño Profético decían:

Hay quien va dejando alegrías

y por dentro lleva penas.

Y hay quien no las lleva

ni por dentro ni por fuera,

pero de nada forma una pena.

Hay quien pone la mirada

en lo que cuesta más caro,

y si no puede comprarlo,

ya se siente desgraciado.

Luego está el pensar contrario,

el que compra lo que necesita,

olvidando lo más caro,

y se hace tasador

y da valor a lo barato.

A éste siempre lo verás

sin preocuparle lo caro.

Busca dormir sin pensar:

debo tanto y me hace falta más.

Al que pone la mirada

en lo que cuesta más caro

y si no puede comprarlo

ya se siente desgraciado,

ya, cuando empieza el nuevo día,

nadie se le puede acercar.

Su cara la ves tirante,

sin la sonrisa llegar.

Y ya de Dios no le hables,

porque Dios,

lo que pide,

no le da.

Dijo uno:

Esto es vivir esclavo

de ahora debo,

ahora compro,

y de ahora cómo pago.

Voy a trabajar más,

pero por mucho que gane,

yo necesito más,

¿o es que yo no tengo derecho

a de lo caro comprar?

Desperté, oí:

El que piense así, con Dios no puede estar.

Y siempre lo estará culpando, diciendo: ¿por qué yo mis caprichos no puedo comprar?

Y si le llega sufrir, porque tiene que llegarle, qué ejemplo irá dando cuando oiga el preguntar del que a Dios nunca ha amado.

Este es el cambio de vida que el hombre ha dado.

Correr aprisa y vivir amargado.

Luego están lo hambrientos, los despreciados.

De éstos, poco se acuerdan los que no saben lo que tienen guardado.

Estos no quieren oír al que Dios trae Aquí.

¡Todo es Amar a Dios!

Pero primero tienes que creer que Él es Dios Vivo y olvidar que estuvo muerto.

Pon su Resurrección y su Imagen delante de tu vista.

Y la alegría y la Paz ya serán tu guía.

Y lo que sea sencillo de alcanzar, Dios quiere que se lo pidas.

Pero que sea un pedir sin apartarte de esta Vida.

Va el Mensaje, a que no le des valor a lo que la Paz te quite.

***

Libro 40 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C1

1 comentario:

  1. Si nos dejáramos enseñar por Dios y practicar su Enseñanza, qué cambio daría nuestra vida y que pocos afanes nos quedarían.
    La Paz que nos deja Dios es la alegría de tenerlo a Él y ya todo lo demás es la añadidura.

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